11/06/2019

«Lo arquitectónicamente más importante es lo menos visible»

Entrevista a Carlos Campos.

 

Arquitecto con una amplia experiencia en rehabilitación y restauración, Carlos Campos ha sido el director de las obras de restauración de la Iglesia de San Nicolás, incluida la torre campanario, las fachadas y todo el interior.

¿Cuáles son las consideraciones principales previas que tiene un arquitecto a la hora de intervenir un inmueble patrimonial como San Nicolás? Debe ser un reto apasionante actuar sobre un lugar así …

En primer lugar la consideración que tiene el edificio en la ciudad. En el caso de San Nicolás se producía una situación contradictoria: por una parte, una iglesia muy conocida por los fieles asiduos a “los lunes” y, por otra, un edificio desconocido para gran parte de los habitantes de la ciudad y por supuesto por los foráneos. Por eso la intervención sobre un edificio tan interesante, desde el punto de vista histórico, arquitectónico y artístico, tiene por objetivo hacer visibles esos tres componentes. Desde el punto de vista histórico, la valoración de su emplazamiento y la evolución de su construcción, una verdadera epopeya urbana. Desde el punto de vista arquitectónico, la articulación de todos esos componentes construidos a lo largo del tiempo y de sus sistemas constructivos y por supuesto de su espacio y luz, componentes fundamentales de la arquitectura. Desde el punto de vista artístico, el reto era recuperar en su expresión más original los elementos que revisten interiormente la arquitectura: pintura, escultura, vidriería, carpintería, cerrajería, etc.

¿Cuál considera que ha sido su mayor aportación a la labor en la conservación del patrimonio inmueble de San Nicolás?

Creo que la labor más importante ha sido un trabajo poco visible: conseguir que las condiciones estructurales y de estanqueidad del edificio sean las adecuadas para la mejor conservación del patrimonio artístico que conserva en su interior. Sin embargo, no quisiera pasar por alto algunos aspectos que me parecen interesantes. Por ejemplo, la manifestación discreta, sin afectar a la imagen del conjunto, de lo que llamo la “estructura ósea” del edificio, es decir, dejar ver en determinados puntos su origen medieval, la severidad del estilo gótico de esta iglesia, en los muros de los contrafuertes o en la fachada “interior” del edificio en la plaza de San Nicolás. La convivencia de estilos de un modo armónico, donde el espectador puede ir descubriendo más allá de la potente imagen de la pintura barroca de su bóveda.

¿Cuál es la mayor alegría que le ha proporcionado este trabajo?

De vez en cuando vuelvo al edificio y observo, como un visitante más, a las personas que están conociendo el templo. Contemplar en las caras de esas personas la impresión, la admiración, la sorpresa, la atención a lo que están escuchando de bocas de los guías o través de sus audioguías, esa es mi mayor alegría. Para los valencianos por dar a conocer una parte de su patrimonio poco conocido o desconocido (y todavía hay mucho en estas condiciones) y que sean partícipes del orgullo de haberlo recuperado. Para los turistas, por ampliar el conocimiento que puedan obtener de la ciudad que visitan, de su importante historia y cultura.

Díganos como se siente al ser el responsable técnico de recuperar edificios tan valiosos como San Nicolás. ¿Emoción?, ¿Orgullo?, ¿Responsabilidad?

Todo ello y algunos sentimientos más. Emoción porque en general los trabajos sobre patrimonio suelen ser dilatados en el tiempo, eso hace que a veces se pierda el horizonte del final de la obra, que se recupera siempre con emoción cuando se puede contemplar la obra concluida. Responsabilidad, porque no todos los momentos son sencillos durante la obra y a veces hay que asumir que el trabajo como autor y director del proyecto concentra en una persona determinadas decisiones no fáciles. Orgullo, también, pero en estos casos para que no se suba demasiado a la cabeza, procuro pensar que el trabajo ha sido posible por la intervención de muchas personas: colaboradores del estudio, personal de las empresas y del IRP, del personal de la propia iglesia y, por supuesto, de aquellos que hacen posible que suceda, es decir de la Fundación Hortensia Herrero, tanto de su presidenta como de todo el personal de la misma.

Se produjeron hallazgos notables durante los trabajos de la Capilla de la Comunión …

Efectivamente, también en la fase de la Capilla de la Comunión se pudieron recuperar algunos elementos singulares, especialmente en el espacio entre las cúpulas y la cubierta. Por ejemplo, un grafito de la firma del arquitecto Timoteo Calvo, que llevó a cabo la reforma neogótica de mitad del siglo XIX, o algunos otros dibujos con grafito en otros paramentos de dicho espacio, que deberían estudiarse con detenimiento. El otro hallazgo ha sido la recuperación de algunas de las ventanas góticas de las capillas, que se encuentran en el pasadizo entre el paramento gótico y neogótico, en la fachada sur. Esta incorporación de las ventanas supone un nuevo paso en el reconocimiento de la envolvente original gótica de la iglesia.

Ante un desastre de la magnitud del incendio de la Catedral de Notre Dame, surgen algunas preguntas. ¿Sería posible que se produjera un accidente así en San Nicolás?

En la iglesia de San Nicolás no existe estructura de madera en la nave gótica, por lo que en ese caso no se podría producir un siniestro como el que comenta. En la restauración se han adoptado precauciones mediante tratamientos ignífugos sobre la madera, sustitución de elementos en mal estado por vigas de mayor sección, tal y como se establece en la normativa vigente al respecto, o el refuerzo de dichos elementos de madera. En el hipotético caso de tener que afrontar una reconstrucción, creo que debe hacerse desde el respeto a la arquitectura en la que se trabaja, conservando los valores espaciales y formales de la misma. Ello no debe impedir que en la reconstrucción puedan adoptarse soluciones que mejoren las condiciones de estabilidad y seguridad del edificio.

La restauración de Notre Dame por parte de Viollet le Duc fue un espléndido falso histórico donde no se distinguían las partes originales de las añadidas. ¿Qué opina sobre esto?

Las teorías de intervención en el patrimonio han evolucionado desde tiempos de Viollet le Duc. Hoy en día se ha estructurado un criterio de intervención a lo largo de las diferentes “Cartas de Restauro”, donde se aboga por el mantenimiento de los elementos originales del edificio, así como por la diferenciación de las intervenciones de consolidación, rehabilitación y restauración.

No abandonemos el caso de San Nicolás. En el siglo XVII se realiza una reforma barroca que distorsionaba el espacio medieval gótico, no solamente en lo decorativo, sino en su arquitectura, espacio e iluminación. Cuando a mitad del siglo XIX se realiza una reforma en estilo neogótico, se modifican algunos de los elementos reconfigurados en el XVII, como la apertura del óculo de los pies, o de las ventanas adinteladas, e incluso se realiza una nueva fachada en estilo neogótico ocultando el original medieval.

Toda esta explicación quiere insistir en que la “vida” del edificio ha pasado por distintos hitos históricos, donde la consideración de otros momentos ha sido puesta en crisis. Sin embargo y desde otro punto de vista, esas adiciones son la historia del edificio y en muchos casos pueden ser más importantes que un hipotético momento histórico unitario estilísticamente, que seguramente nunca existió. Supongo que el caso del incendio de París va a ser punto de discusión sobre el modo de intervenir en un edificio tan importante, añadiendo un nuevo capítulo a la reflexión sobre la intervención patrimonial en el siglo XXI.