El miércoles 8 de diciembre celebramos llenos de gozo la solemnidad de la Inmaculada Concepción. María dice sí al Señor, se pone plenamente a su disposición y se convierte en el templo vivo de Dios. Para nosotros es la Madre de todo consuelo, de toda ayuda, lo comprende todo y es nuestra fuerza.
María, durante toda su vida terrena, estuvo libre de cualquier mancha de pecado, es la «llena de gracia» (Lc 1,28), como la llamó el ángel, y disfrutó de una singular acción del Espíritu Santo, para poder mantenerse siempre en su relación perfecta con su hijo Jesús: el pecado no estaba en Ella. Pidamos que María interceda por nosotros.
Durante ese día, la parroquia contó con un horario de culto y misas especial. Por la tarde, se concluyó la Novena que se había estado haciendo desde el 30 de noviembre.
Compartimos las imágenes de la Misa Solemne de ese día.
